Uno de los mayores temores de los aficionados al fitness es el las descompensaciones musculares con una extremidad más desarrollada que la otra. A pesar de que estos desajustes en la morfología y las dimensiones de los músculos es hasta cierto punto normal, en el caso de los aficionados al gimnasio esto puede acentuarse y ser síntoma de un problema en la técnica que puede tener consecuencias negativas para el organismo si no se le pone solución a tiempo.
Al desarrollo desigual de los músculos de las extremidades superiores o inferiores se le denomina descompensación muscular, y hace referencia precisamente a eso: una descompensación en los músculos de un mismo par de extremidades que genera un efecto antiestético en los casos más pronunciados y que puede conllevar molestias por las diferencias en el tamaño y el peso.
¿Por qué se producen las descompensaciones musculares?
Es habitual creer que las descompensaciones musculares son síntomas de un desarrollo desigual de las extremidades, pero esto no siempre es cierto. De hecho, si se calcan los mismos números en las repeticiones de ejercicios también puede producirse una descompensación muscular en la espalda, en los brazos o incluso en las piernas, así que esta no siempre es la causa.
Donde hay que poner el foco es en la técnica, ya que esta es muchas veces la responsable de que los músculos se desarrollen de manera desigual. Pese a que un mismo ejercicio sea realizado un número de veces idéntico en ambas extremidades, su efecto no es el mismo dado que las capacidades de ambos músculos son distintas. Por eso, lo que al bíceps derecho puede no suponerle ningún esfuerzo, para el izquierdo puede ser un ejercicio de gran exigencia.
Esta asimetría es habitual en el cuerpo humano y pasa casi siempre, y solo con entrenamiento se pueden igualar las capacidades de ambos lados. No obstante, en ocasiones una técnica deficiente puede generar el efecto contrario: en vez de igualar las capacidades, acentúa su diferencia. Esto ocurre cuando, por ejemplo, no se entrena un lado del cuerpo o se realiza con más desgana en el lado más flojo.
Una descompensación muscular es algo a lo que se le debe poner remedio, puesto que el aumento de masa muscular conlleva a su vez un aumento en el peso. Las desigualdades de una descompensación pueden tener consecuencias nefastas para los tendones y los ligamentos debido a que un lado “tirará” más que el otro por su aumento de peso, algo que no puede prolongarse en el tiempo. Una descompensación muscular en las piernas puede afectar a la capacidad de desplazamiento del individuo u ocasionarle molestias en según qué posturas al sentarse.
En el caso de los brazos ocurre algo parecido: al coger ciertos objetos de peso o mover los brazos en según qué posturas, la descompensación muscular puede derivar en tirones, molestias en los tendones e incluso dolores en el tejido del músculo.
¿Cómo poner remedio a una descompensación muscular?
Hay varias formas de intentar paliar los efectos de las descompensaciones musculares en los músculos de las extremidades. Para empezar, se pueden focalizar los ejercicios en el lado descompensado para reducir rápidamente estas diferencias. Sin embargo, esto es un error porque, aunque en términos de eficacia sí surte efecto, no pone solución a la causa real de este desajuste muscular, que se puede encontrar en la técnica o la intensidad de los ejercicios.
En su lugar, para combatir las consecuencias de las descompensaciones musculares en las piernas, los brazos o cualquier otra parte del cuerpo es fundamental poner todos los esfuerzos en pulir la técnica de cada ejercicio para que los músculos se desarrollen por igual. Lo malo de esta técnica es que es eficaz, pero a largo plazo, y puede provocar molestias durante su realización, ya que en un lado el ejercicio será coser y cantar y solo en el otro notaremos el esfuerzo.
Sin embargo, es la técnica más recomendada para que los músculos igualen su tamaño, sus capacidades y su nivel de resistencia, eliminando las molestias por las diferencias de peso. A pesar de lo extraño que pueda parecer al principio, es importante mantener los ejercicios con la misma intensidad y frecuencia tanto en la extremidad fuerte como en la débil para que el rendimiento se mantenga igualado. Y todo ello corrigiendo los errores que han llevado a la descompensación muscular: las piernas y los brazos son los principales lugares donde tienen lugar estos desajustes, pero la espalda también puede verse afectada, como ahora veremos.
¿El entrenamiento unilateral es eficaz?
No vamos a negar que el entrenamiento unilateral tiene múltiples beneficios para tratar las descompensaciones musculares en la espalda, en los brazos y en las piernas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que este tipo de entrenamientos están pensados para ser aplicados durante un lapso de tiempo específico, por lo que es normal que se necesite asesoramiento deportivo para saber cuándo debe finalizar con el fin de evitar otra descompensación muscular.
En términos de eficacia, tanto el entrenamiento unilateral como el bilateral son eficaces. Lo que diferencia a uno del otro es que el primero deja ver los resultados mucho más pronto, pero se corre un mayor riesgo de sufrir otra descompensación si no se sabe cuándo parar a tiempo. Por el contrario, el entrenamiento bilateral garantiza unos resultados más consistentes y estables en el tiempo, pero se necesita constancia y mucha dedicación para mantener la técnica adecuada y revertir los efectos de la descompensación producida.
¿Las descompensaciones musculares afectan a la espalda?
Aunque siempre que hablamos de ejercicios de musculación pensamos en las extremidades, lo cierto es que los músculos de la espalda también sufren, tanto en positivo como en negativo, las consecuencias de estas rutinas.
La descompensación muscular tiene en la espalda efectos muy negativos, sobre todo cuando estamos hablando de entrenamientos con pesas en los brazos. Y es que una técnica deficiente no solo puede derivar en una descompensación en los brazos o en las piernas, sino que puede tener implicaciones muy negativas también para la espalda, produciendo lesiones que limiten la movilidad e incluso desemboquen en una inhabilitación temporal para entrenar.
Y es que una descompensación muscular en la espalda puede producirse con más frecuencia de lo que parece, produciendo distensiones realmente molestas que muchas veces solo curan con reposo, lo que repercute negativamente en el estado de forma del músculo, que tendrá que ver reducida a la fuerza sus repeticiones periódicas para aumentar su masa.